martes, 20 de diciembre de 2011

Origen del aguinaldo

La costumbre del aguinaldo, regalo o propina que se da por Navidad, es una de las más enraizadas de estas fiestas. Tradicionalmente, los servidores públicos y privados -basureros, carteros, guardias, sirvientes...- fueron quienes comenzaron a recibir una muestra de agradecimiento en forma de regalo o propina a cambio de felicitar la Navidad a quienes servían. En un momento dado, fue tal la desmesura de estos regalos que en España fueron limitados los presentes y prohibidos los aguinaldos en el siglo XIV. Otro sistema para recaudar aguinaldos ha sido, y aún continúa siendo en ciertos lugares, el de grupos que van por las casas deseando feliz Navidad a los vecinos y cantando villancicos a cambio de alimentos y monedas.

El origen del aguinaldo se remonta a la época romana. Según cuenta la leyenda, la tradición surgió con Rómulo, el primer rey de Roma, quién recibió de sus ayudantes el primer día del año unas ramas cortadas de un frutal del bosque de la diosa Strenia. Este obsequio fue recibido como un indicio de buen augurio para el año venidero. Más adelante, este gesto se transformó en un rito que se celebraba el primer día de cada año, recibiendo el nombre de strena, hoy estrena, sinónimo de aguinaldo. Con el tiempo, las primitivas estrenas fueron evolucionando hacia regalos más sofisticados. A veces eran las clases inferiores las que otorgaban esos regalos a las superiores, en la costumbre ancestral de nunca presentarse ante dioses y reyes sin un obsequio adecuado, lo que acabó convirtiéndose en tributos o impuestos. Cuando era a la inversa, las clases superiores regalaban a las inferiores, se tomaba como promesa de abundancia o prosperidad y se conoció desde la época romana como donativos.