jueves, 25 de agosto de 2011

Muros no tan mediáticos

Hace unos días se conmemoraba el 50 aniversario de la construcción del denominado muro de la vergüenza, aniversario que sucede al que se produjo hace dos años para commerorar los 20 de su caida. Esta práctica medieval de separar unos territorios de otros a golpe de hormigón, tan de moda en el siglo XX, nos mueve a recordar que aún existen en el mundo multitud de "muros de la vergüenza" no tan mediáticos ni tan fácilmente reprobables para los poderes fácticos, pero sí para el resto de los mortales que aún albergamos algo de humanidad.
Por señalar algunos de los más sangrantes: la frontera que separa E.E.U.U. y México, las vallas que separan Ceuta y Melilla de Marruecos, los que atenazan Cisjordania, el que separa las dos Coreas, los que convierten en guetos las favelas brasileñas...


martes, 9 de agosto de 2011

El miedo del hombre

"Los hombres tienen miedo a la mujer sin miedo".  Eduardo Galeano


Unos 600.000 españoles, un tercio mujeres, justifican los malos tratos

Problemas psicológicos, alcohol, drogas... Una encuesta realizada por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad refleja que el 72% de los españoles todavía atribuye la violencia machista a problemas psíquicos y más de la mitad de los ciudadanos al consumo de bebidas alcohólicas y estupefacientes, mientras que un 1,4%, unas 600.000 personas –250.000 mujeres–, opina que las agresiones están justificadas.

Observatorio de la violencia de género.

Un rumor de voces, de mujeres en la hoguera
olor a pólvora y cuchillo mil días frente al espejo
nadie, he dicho nadie y menos tú, entre los mimbres de la noche
entre el latido de la luna, dos charcos turbios de fruta madura
tu reflejo en el alba y en tu ombligo roto, quebrado un pájaro
en tu columna la vid feraz otra vez la fruta, la violencia del grito
el sueño ciego el gemido el puño desbocado la sangre es carmín
y el carmín es sangre fábula de nieve anatomía rota rumor de niños en la calle
flores muertas y otra vez vuelta a la fruta a la manzana del pasaje.

Para dar sombra

Para dar sombra
rasgo mis ojos con el filo eléctrico del sol
de esta impúdica primavera
y me siento a escuchar de dónde proviene la sangre
que aquilata la vida promiscuamente humillada.

La hierba se vuelve hacia mi
con su oleaje
pero no consigue arrastrarme hacia el arroyo
ni tampoco me deja ver tu miel
entre la fiebre derramada por el fuego de la mañana
ni entre el pedregoso minimalismo del aire.
Ningún pájaro
viene a socorrer al hermano pájaro herido.

Me refugio en el bosque
y me fundo con las bestias.
No es fácil agarrar el agua
para degollar sus gotas.

Cuento los siglos.
Recurro al silencio.

Soy el huésped ingrato
el criminal elíptico.